Amanece en las montañas mi tristeza,
allí me halla el alba asido al horizonte,
ya los pájaros se asustan de mi canto,
no me he dado cuenta,
allí me halla el alba asido al horizonte,
ya los pájaros se asustan de mi canto,
no me he dado cuenta,
que murió la noche.
No fue la aurora. Fue que, de repente,
los pulsos rebosaron de las venas.
Fue que las manos se sintieron llenas
de una callada claridad naciente.
un desudado pulso de azucenas.
Fue que la sombra se deshizo, apenas,
cuando la luz lo desbordó en torrente.
como una voz, de pronto, en las montañas
Fue el cielo, el aire, el cántico, la vida.
Fue el amor despertando en mis entrañas
como una inmensa mano poderosa.
Luis López Anglada
Enhorabuena Sacra!!! Me encanta, como siempre cuidando hasta el más mínimo detalle con tú gente. Mil Besos
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