miércoles, 13 de junio de 2012

LAS MOMIAS GUANCHES DE TENERIFE

Las momias más antiguas de canarias se encuentran en Tenerife, se trata de 12 momias completas y mas de 140 extremidades, troncos y cabezas pertenecientes a hombres, mujeres e incluso fetos, que se encuentran en el museo Arqueológico, restos momificados del siglo III después de Cristo, época en la que en las islas vivían pueblos aborígenes de probable origen bereber, conocidos como guanches, que vivieron en el archipiélago hasta el siglo XV, momento histórico que coincide con la conquista española. Estos restos humanos han sido encontrados en Tenerife, isla considerada el centro momificador de Canarias, al contar con una de las cuevas sepulcrales mas importantes, la de Roque Blanco en La Orotava. Unas momias que cuentan con una correcta conservación en uno de los módulos mas sofisticados y mejores del mundo.



Esta costumbre estaba destinada a preservar el cuerpo del fallecido mediante técnicas de embalsamiento muy similares a las que se realizaban en otras civilizaciones antiguas. Su finalidad, vinculada a sus creencias religiosas, era proteger al cadáver y también distinguir su relevancia social.
Existía la creencia en que las técnicas de conservación se practicaban a la totalidad de los cadáveres, cuando todo parece indicar que la momificación solo se reservaba a una parte minoritaria de la población, la clase dominante: los menceyes y la élite de la sociedad canaria de la época. Los demás individuos, el pueblo llano, eran sepultados sin haber sido sometidos a ningún proceso especial de conservación. Durante 15 días, tiempo durante el que se extraían vísceras, se ponían al sol, se les sometía a lavados, a unciones con pociones de hierbas y por la noche al humo de las hogueras. Pasado este tiempo, se les introducía por las axilas e ingles sustancias de secante como piedra pómez y resina y se les envolvía en pieles. 

Para su correcta conservación, las momias del museo Arqueológico están a menos del 50 por ciento de humedad relativa, la temperatura no puede ser inferior a 20 grados y deben estar en espacios aislados al resto del centro. 

Las prácticas de momificación de las poblaciones prehispánicas de Tenerife y el hecho de que varias decenas de ejemplares hayan llegado hasta nuestros días han jugado un papel decisivo, junto al abundante material de restos óseos y los avances en las técnicas de investigación, para conocer muchos de los detalles de la forma de vida de los primeros habitantes de Canarias. 

Es muy probable incluso que los antepasados de los guanches aprendieran esas técnicas de preparación de los cadáveres para la vida eterna a través de los contactos de sus antepasados con los egipcios. Pero hay una gran diferencia entre ambos casos, el aspecto que encarna el gran misterio de las momias canarias en general: de ninguna se conoce su nombre, ni su procedencia exacta, ni si eran menceyes o sólo seres influyentes de la corte del líder. 




La fama internacional de las momias guanches ya empezó a fraguarse desde que los mismos conquistadores propagaron su asombro por la forma en que aquellos indígenas mantenían a sus muertos más célebres en cuevas remotas. Muchos fueron robados, destruidos, vendidos o expoliados hasta por investigadores que ocultaban detrás de su buenas intenciones un ansia desenfrenada de llevarse aquellas piezas tan codiciadas por científicos o simples coleccionistas. 

Los aborígenes las veían como dioses. Cerca de 2.500 años después, en el más antiguo de los casos, vuelven a hablar de lo que vieron. Padecían artrosis por las duras condiciones de vida, así como problemas derivados de una nutrición limitada. La endogamia los condenaba a un alto índice de malformaciones de columna. Eran principalmente ganaderos y apenas aprovechaban los productos del mar. 

Y las graves fracturas en los cráneos nos permiten imaginar las guerras fratricidas por el control de los recursos. Pero, ¿quiénes fueron en vida esas momias?  El misterio permanecerá hasta la eternidad. Como las momias.





1 comentario:

  1. Estupendo Post, para el conocimiento de nuestra historia

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