lunes, 15 de julio de 2013

LA PILA DE LA PLAZA DEL CHARCO

La Plaza del Charco. Es el centro neurálgico, el corazón del Puerto de la Cruz, donde mejor se palpa el alma cosmopolita y bulliciosa de esta ciudad. Su fecha exacta de construcción no puede precisarse. Como espacio abierto y de reunión existía desde antiguo, pero la función de plaza propiamente dicha no la cumplió hasta el siglo XVIII. En 1835 se realizó una importante reforma. En 1880 se pavimentaron los paseos y en 1911 se instaló la pila. Ya en el siglo XX se construyó un quiosco de música. A lo largo de la historia ha tenido diferentes denominaciones, según cada etapa política, aunque siempre los lugareños la han llamado plaza del Charco o plaza del Charco de los Camarones, ya que en tiempo de mar de leva las olas entraban por la bocana del muelle y formaban en este cercano espacio un gran charco o mareta, en el que incluso se podían pescar camarones. A la sombra de las palmeras canarias y los magníficos laureles de indias traídos de Cuba en 1852, los bancos suscitan las tertulias y el descanso, en presencia de la imponente ñamera, otro de los símbolos más queridos de la ciudad, una 'bombonera vegetal', como la llamó la poetisa Ana Rosa Alonso, que preside la pila central desde hace más de un siglo. Otros elementos característicos de este recinto son el pavimento central de tierra o picón y el paseo perimetral, así como el bar-cafetería ‘Dinámico’ -uno de los más populares de la ciudad-, los quioscos de periódicos y golosinas y el parque infantil. La plaza sufrió una profunda reforma a principios de la década de los noventa del siglo XX, aunque conservó todos estos elementos tradicionales.



Las fiestas de Julio constituyen una de las mayores muestras de identidad del pueblo del Puerto de la Cruz. La devoción a la Virgen del Carmen, patrona de la gente de la mar, es el resultado de la estrecha vinculación del municipio con el mar. A lo largo de los siglos, el muelle del Puerto de la Cruz de la Orotava fue la principal vía de exportación de los productos agrícolas de Tenerife. Los navíos cargaban los productos de la tierra para llevarlos hacia Europa y América y descargaban las mercancías que nos llegaban desde estos puertos. No solo consistían den productos de consumo, si no en libros prohibidos por la Inquisición y en ideas avanzadas y liberales que tanto han influido en el carácter tolerante y abierto de este bonito pueblo

La idea de adornar la pila de la Plaza del Charco, en palabras de Don Jesús Hernández “verdadero centro neurálgico del Puerto de la Cruz”, con una reproducción a escala del muelle junto con maquetas de barcos antiguos, parte de un grupo de ciudadanos, quienes se reunían en un salón de la casa de Ventoso sonde se instaló una maquina de marquetería. 


Allí realizaron guirnaldas, una balaustrada que rodeaba la pila y la maqueta del muelle. Muchas horas pasaron allí, después de acabada su jornada laboral, para terminar esta tarea que había de adornar las fiestas de su pueblo. Nombres como los de D. José Rodriguez Pérez, Silvano Acosta, Francisco Galindo, Antonio Rodríguez, Rafael Oramas y Salvador Hernández, dieron comienzo a esta actividad que hoy tratan de recuperar.



Desde los años cuarenta hasta 1961,en que se celebró por ultima vez, generaciones de portuenses y de habitantes de otros municipios de la isla, que bajaban a celebrar las fiestas, se deleitaron con la visión de un espectáculo de tiempos pasados en miniatura.




Hoy a comienzos de un nuevo siglo y milenio, un grupo de portuenses han recogido el testigo de aquellos que les precedieron, para acercar a las nuevas generaciones esta bella tradición que había desaparecido, para que sigan “llamando poderosamente la atención a quienes tienen ocasión de contemplarlos”.
 




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